Hasta ese momento, las condiciones laborales en Argentina eran desiguales y fragmentadas. Muchos trabajadores carecían de protección social, estabilidad en el empleo o representación gremial efectiva. A partir de la intervención del Estado en las relaciones laborales, impulsada por Perón desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, comenzó a construirse un sistema jurídico que reconocía a los trabajadores como sujetos de derecho y no como simples piezas del engranaje económico.
Entre las medidas más destacadas de aquella época se encuentran la creación de los tribunales de trabajo, la reglamentación de los convenios colectivos, el aguinaldo, las vacaciones pagas, la indemnización por despido y la protección de la maternidad. Estas disposiciones, que hoy parecen naturales, fueron conquistas fundamentales que marcaron un antes y un después en la historia del derecho laboral argentino.
El Estatuto del Peón Rural, promulgado en 1944, fue una de las primeras normas que reconoció derechos a un sector históricamente postergado. Estableció límites a la jornada laboral, condiciones mínimas de vivienda y alimentación, y garantizó el descanso semanal. Poco después, se amplió la protección a empleados de comercio, trabajadores industriales y empleados públicos.
El Día de la Lealtad también representa el inicio de una nueva relación entre el Estado y los sindicatos. Se fortaleció la organización gremial, que pasó a tener un papel protagónico en la negociación de derechos y condiciones laborales. Este vínculo se formalizó en la Constitución Nacional de 1949, que incorporó por primera vez los derechos del trabajador como principios fundamentales del orden jurídico argentino.
El legado jurídico del peronismo se extendió a lo largo de las décadas, y muchas de sus bases aún rigen el derecho del trabajo actual. La Ley de Contrato de Trabajo (LCT), sancionada en 1974, consolidó buena parte de esos principios, estableciendo que toda relación laboral debe regirse por el principio de protección del trabajador, garantizando condiciones dignas, estabilidad y equidad.
Hoy, a casi ocho décadas del 17 de octubre de 1945, la conmemoración del Día de la Lealtad invita a reflexionar sobre la evolución del derecho laboral y los desafíos contemporáneos que enfrenta. En tiempos de automatización, plataformas digitales y nuevas formas de empleo, se reaviva el debate sobre cómo proteger los derechos de los trabajadores en un contexto económico cambiante.
La historia demuestra que los avances en materia de derechos laborales no surgen de manera espontánea, sino como resultado de luchas sociales y decisiones políticas. Por eso, el legado de aquel día sigue siendo una referencia indispensable para comprender la relación entre justicia social, Estado y trabajo. En el ámbito jurídico, recordar esta fecha implica reafirmar la importancia del derecho laboral como herramienta de equidad y dignidad humana, valores que aún hoy siguen siendo el corazón del sistema legal argentino.