Cada 4 de septiembre Argentina celebra el Día del Inmigrante, una fecha que reconoce el aporte cultural, social y económico de quienes llegaron desde distintas partes del mundo para radicarse en el país. El origen de esta conmemoración se remonta al decreto firmado por el presidente Bernardino Rivadavia en 1812, que invitaba a los extranjeros a habitar el territorio argentino, ofreciéndoles protección y reconocimiento. Desde entonces, la inmigración ha sido un pilar en la construcción de la identidad nacional.