El vínculo entre los seres humanos y los animales ha evolucionado profundamente en las últimas décadas. En especial, los perros han pasado de ocupar un rol funcional en los hogares a convertirse en verdaderos miembros de la familia. Hoy, para muchas parejas, su mascota representa un lazo afectivo tan significativo como cualquier otro integrante del núcleo íntimo. Sin embargo, cuando una relación de pareja llega a su fin, surge una pregunta delicada y todavía poco explorada legalmente: ¿Quién se queda con el perro?